lunes, 25 de mayo de 2009

La crisis, el Rocío y las supercherías baratas

Vemos diariamente escenas lamentables, causadas por las consecuencias de un neoliberalismo galopante que afixia a miles de familias españolas y, sobre todo, andaluzas, donde más se deja notar el paro. Es una de las regiones más pobres de Europa y, a la vez, donde más gastos se hace en supercherías y devociones, consideradas como una forma de vida, pero ¿de verdad se creen todo lo mágico que incluyen las supercherías? ¿Y el gasto que eso supone? Si no tuviera un carácter lúdico, de exposición pública constante, ¿sería tan atractivo como parece? Todos esos "creyentes", ¿creen y cumplen los mandatos del Evangelio y la Iglesia? Vemos que no. Y sabiendo todo eso, ¿por qué no crean una religión a su medida, donde no tengan que ser castos hasta el matrimonio, puedan masturbarse y tener pensamientos impuros, pagar por tener sexo, comer carne en cuaresma, no tener que ir a misa porque es un engorro, poder casarse siendo sacerdote, poder tocar a niños y niñas y que no te pase nada...?
Pero no es así. Es más bonito aparentar ser un fiel creyente, llevar la ropa típica de pijos sin tener un duro, comprarle flores a San Antonio o al Nazareno de las Tres Caídas, que tomarse un café en el bar de la esquina, darle un yogurt de más a tu hijo o un simple buenos días al mendigo del banco de en frente de tu casa. Todo esto para formar parte del selecto grupo de los que cumplen con su fe y parecerse cada día más a un tipo de gente que los ningunea, que no tiene nada que ver con ellos y que jamás dará un euro por su situación. Mientras esto ocurre, su marido o su mujer se queda en el paro, siente el agobio de los bancos, de un patrono que lo explota y lo despide porque así lo quiso un gobierno de derechas que abarató lo que pudo el despido, pero él o ella sigue votando al PP, aunque no tengan nada que ver con ese mundo.
No digo que el PSOE es el símbolo de las cosas bien hechas o el trabajo garantizado, pero no se puede permitir que una persona que llegue afixiado a fin de mes se decante políticamente por quien favorece esa situación. Y los veremos con sus patillas y sus zapatos castellanos, representando a la España más rancia y antigua, a los que siguen yendo al Rocío a divertirse y luego dicen que son devotos de la virgen, pero hipotecados hasta las cejas.
A los que no pueden llegar y se van de romería, a todos ellos va esta carta dirigida, porque no les concedo el derecho a quejarse de la crisis.

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