¿Por qué identificar la feminidad con pinturas faciales, maquillajes pomposos y abalorios que quieren reflejar y dejar claro que lo que se encuentra detrás es una mujer? No hace falta contestación, o sí, bueno, intentaré dar la mía.
Pero la pregunta no es exactamente esa, sino ¿Por qué se encasilla a una mujer que no se pinta, no se pone falda o grandes escotes... en alguien alejada de todo encanto femenino y corremos apresuradamente a encasillarla en la homosexualidad por decreto?
Todo esto es lo que la escritora egipcia Nawal El Saadawi (la Simonede Beauvoir del siglo XXI) llama el velo posmoderno, es decir, el maquillaje y la cirujía estética. Todos esos elementos enmascaran la realidad íntima de la mujer, donde se encuentra verdaderamente su ser y su feminidad. Es en su cerebro, su inteligencia, donde se desarrollan los roles de su vida, de persona consciente de su papel en la sociedad, sin asignaciones impuestas desde la particular visión masculina del mundo.
Nawal también intenta luchar en el mundo norteafricano, donde segun ella "las árabes se debaten entre lo islámico y lo americano, ir tapadas o desnudas". Ante todo, Nawal critica tanto una forma como otra, porque todas llevan consigo el enmascaramiento de no poder ser absolutamente libres e íntegras. ¿A caso es más libre la que decide ponerse el velo o la que decide apostar por una minifalda a lo California beach? No, porque tanto un modelo como otro son impuestos, y mucha de la culpa la tienen la tradicón religiosa y las fuerzas invasivas del espectáculo, que actúan como calmantes de la verdadera libertad personal.
Saludos. Wagneriano.