domingo, 27 de julio de 2008

Velos posmodernos

¿Por qué identificar la feminidad con pinturas faciales, maquillajes pomposos y abalorios que quieren reflejar y dejar claro que lo que se encuentra detrás es una mujer? No hace falta contestación, o sí, bueno, intentaré dar la mía.
Pero la pregunta no es exactamente esa, sino ¿Por qué se encasilla a una mujer que no se pinta, no se pone falda o grandes escotes... en alguien alejada de todo encanto femenino y corremos apresuradamente a encasillarla en la homosexualidad por decreto?
Todo esto es lo que la escritora egipcia Nawal El Saadawi (la Simonede Beauvoir del siglo XXI) llama el velo posmoderno, es decir, el maquillaje y la cirujía estética. Todos esos elementos enmascaran la realidad íntima de la mujer, donde se encuentra verdaderamente su ser y su feminidad. Es en su cerebro, su inteligencia, donde se desarrollan los roles de su vida, de persona consciente de su papel en la sociedad, sin asignaciones impuestas desde la particular visión masculina del mundo.
Nawal también intenta luchar en el mundo norteafricano, donde segun ella "las árabes se debaten entre lo islámico y lo americano, ir tapadas o desnudas". Ante todo, Nawal critica tanto una forma como otra, porque todas llevan consigo el enmascaramiento de no poder ser absolutamente libres e íntegras. ¿A caso es más libre la que decide ponerse el velo o la que decide apostar por una minifalda a lo California beach? No, porque tanto un modelo como otro son impuestos, y mucha de la culpa la tienen la tradicón religiosa y las fuerzas invasivas del espectáculo, que actúan como calmantes de la verdadera libertad personal.
Saludos. Wagneriano.

miércoles, 23 de julio de 2008

¿Qué leer?

El verano es para muchos tiempo de sosiego, de descanso y, también, de lectura. (para mi es todo el año, pero bueno). La gente se pregunta qué leer porque no conoce el mercado librario, qué es bueno o qué divierte. Entonces acude a amigos, conocidos, compañeros del trabajo y a partir de ahí compran algo (¡si supieran que existen las bibliotecas públicas!).
Pero la cuestión no es esa, sino qué significa para ti ponerte delante de un montón de palabras juntas pegadas en unas cuantas páginas blancas.
Yo necesito los libros para formarme, para crecer como persona, para conocer otros mundos sin estar necesariamente allí. No soy muy amigo de los "superventas", creo que carecen de la calidad necesaria para aportar algo a la vida de la gente; a mí, por lo menos no me aportan nada. Por eso apuesto por los clásicos de siempre, por endulzar mis sentidos con los Dickens, Goethe, Lorca, Larra, Shakespeare, Kafka y compañía, esos que engrandecieron la historia de la literatura y elevaron el nivel intelectual de su época. Mientras me queden fragmentos, párrafos o palabras por descubrir en el universo de los grandes de la literatura, jamás me acercaré a un bestseller.
Aunque respeto muchísimo a los que se acercan a estos ejemplares, porque su intención no es otra que intentar distraerse; pero al no estar infectados por el defecto profesional que nos caracteriza a los hombres de letras, su punto de vista es otro y tan respetable como el mio; eso sí, jamás lo compartiría, y jamás haría proselitismo con ellos, perdería el tiempo.
Saludos. Wagneriano.

martes, 15 de julio de 2008

Personas insignificantes y significativas.

Entre lectura y lectura de blogs encontré novedades frescas.
Siempre desde mi torpeza a la hora de ponerme delante de la pantalla, de navegar por los oscuros mundos de la metafísica pública (internet), encontré la sencillez de un artículo, realmente simple, pero precioso, accesible y masticable para el común de los mortales; bueno, para algunos no.
Nos cuenta este amigo "cosas" sobre la amistad y sus peculiaridades. Pero yo pienso, ¿a caso hay varios tipos de amigos y sus circunstancias? Creo que no. El amigo lo es en toda su esencia, sin vacilaciones; luego están los conocidos, con los que de vez en cuando echas una pachanga, unas risas, pero que en los buenos y malos momentos nunca están.
Hay quien dice que tiene muchos conocidos y muy pocos amigos, y aunque sea un tópico, ellos se han dado cuenta de la verdad verdadera de la implicación. Mi amigo lo llama esa mano, ese pequeño gesto que demuestra lo que eres y significas para él.
Esto parece muy obvio, muy sencillo de entender pero, a veces, la gente no sabe o no quiere entender las cosas simples, las que están más cerca de sus manos; las tienen tan próximas que se les escapa de las manos.

sábado, 12 de julio de 2008

Dignidad

Bueno, otra vez aquí, pero con dignidad.
Uno tarda en forjar su carácter, su forma de ser y, en ese proceso, incluso tienes a gente a la que estimas. De esas personas admiras cosas, las aprecias, y no sólo por esos detalles interesantes para la formación de tu personalidad, sino porque te hacen sentir bien, te tratan como mereces y además ellas pueden aprender algo de tí.
Esto no es nada malo, todo lo contrario, es positivo. Pero lo peor viene cuando admiras a una persona que no te corresponde, que te ningunea con acciones que no se adecuan con tu "admiración". Y si no te das cuenta de eso, te rebajas hasta los extremos de perder tu dignidad como persona. Son muchas las veces que haces cosas por ellas, te portas como un verdadero amigo, y por cada buena acción recibes dos gestos de indiferencia, y aunque te preguntas porqué lo hace acabas por justificar su acción o simplemente no quieres verla. Cuando te das cuenta todo ha pasado muy rápido, pero tu proceso de recuperación es lento, mientras esas personas siguen con su indiferencia por el mundo.
Quiérete primero, ama a los demás luego. Ten dignidad.
Saludos. Wagneriano

viernes, 11 de julio de 2008

Va de Sexo, del Opus y lo que quieras imaginarte.

Holanda permite follar en la calle siempre que los decibelios no despierte a los "puritanos" vecinos del barrio rojo de Amsterdam. Aquí, hasta hace poco multaban por darse un beso en plena vía pública y, todavía hay quien se escandaliza por ver una lengua fuera de su sitio, o una mano más larga que otra. Y me refiero a los siempre simpáticos y amables amigos de la Obra de Dios u Opus Dei. La piedad, el recato, las posturas bienintencionadas, los vestidos talares, las mangas anchas, botones hasta la garganta, y pollas sin sombrero.
No hay que ser muy listo para ver que, en pleno siglo XXI, se siga defendiendo los valores sexuales de los tiempos de maricastañas. Esos valores que enmascaran la misoginia con caretas de mandato y gracia divina. ¿Cómo un sacerdote puede decirte qué posturas son idóneas para no mancillar la piedad y "lo bello" del matrimonio? ¿Acaso la castidad que ellos pregonan les vale para dar consejos de sexualidad? ¿Acaso por sus cabezas no pasa el pecado de la carne?
Señores, seamos serios, el sexo es otra cosa, no se organiza, se vive, se disfruta de mil formas, es personal, dual y donde la imaginación vuela. Desde una paja, pasando por un dedo, hasta las posturas más eróticas no contenidas en el Kamasutra. Besos, caricias, sexo sin penetración, sexo entre mujeres, entre hombres, entre viejos que se comen con la mirada, entre nerviosos adolescentes que se mueren de miedo y de ganas... Que no te corten las alas, que una creencia construída por hombres no ponga coto a tus ganas de ser libre, pon tus propias reglas, imagina e intuye.
Saludos. Wagneriano

Un viaje mental por el Viejo Continente

Sueño con navegar lentamente por el Danubio, acariciando las plateadas aguas de la principal arteria de Europa; atrás quedan las rojas aguas de guerras pasadas. Recorrer los rincones de Praga, caminar por las calles y los cafés en los que Kafka escribía, pensaba y bueno, dejémoslo ahí, el resto os lo podéis imaginar. ¿No es maravilloso mirar por el puente de Carlos y ver como la ciudad vieja asoma los aires de la modernidad? Nieves de finales de otoño que nos llevan desde la estación con dirección a Viena, sin entender una mierda lo que los carteles dicen, pero sabemos que nuestro destino es la antigua capital del Imperio. Risas, tortitas y miradas por la ventanilla, captando todo lo que nos es ajeno, siempre al calor de los confortables vagones de estilo siemens, pero con olores a transiveriano. Austria nos encierra, nos aloja en sus recovecos imperiales, mientras nos volvemos a topar con un Danubio más joven, romántico, azúl. Escuchamos a Mozart, recordamos los pasos de Metternich por los pasillos palaciegos, y a Sissí, cual bella amazona,recorrer los nevados Alpes a encontrarse con Ludwig, ensoñando "amores" imposibles.
Si tenéis algún paraje mental de Europa, escribidme aquí. Saludos. Wagneriano

Inteligencia. Entre razón y fe

Santo Tomás quiso creer que se podía llegar a dios por medio de la razón, pero vino el nominalista Guillermo de Ockan y dijo que fe y razón son incompatibles. Pero todo esto es mucho más complejo y, aunque tenga relación, no es el tema de este pequeño artículo.
Diderot prefería que su sastre y su lacayo creyeran en dios porque así lo engañarían menos. Claro, de esto se desprende la gran dependencia empírica de Diderot, lo mucho que creía en los hechos demostrables antes que arrodillarse ante la cruz. Con todo esto me pregunto, ¿es igual de inteligente una persona que razona y una que se cree algo porque viene directamente impuesto por un "libro sagrado", hecho por hombres? Hombre, ustedes juzguen, pero nadie sabe el sexo de los ángeles, y menos aún, nadie los ha visto, y el que se vanaglorie de ello no tiene que estar a muchos metros de su psiquiatra. La fe en el progreso nos ha llevado a avances inimaginables para aquellos hombres que nunca se cuestionaron su existencia, o simplemente ya se la habían cuestionado otros. Lo vemo, lo han demostrado, es palpable lo que el hombre hace por avanzar, aunque a veces se utilice la ciencia para aniquilar al ser humano.
Decía I. Kant en su célebre obra "¿Qué es la Ilustración?, y responde: "es la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad, donde el hombre no podía guiarse solo; ahora no depende de los tutores (dios y la religión), sólo del uso libre de la razón". Ahora el hombre debe ser feliz en la tierra, o por lo menos intentarlo, porque el cielo no es garantía de seguridad; no es demostrable ahora, ni lo ha sido nunca.
Decidan que es lo que les convienen, respeten a sus contrincantes intelectuales, pero nunca dejen de pensar. Ah, bueno, no sé si es un término correcto el de pensar, quizá desde la indemostrabilidad de las cosas se aleja de forma radical, como dos polos contrarios.